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jueves, 27 de marzo de 2014

La noticia

Con mi compañera de lucha
18 de Mayo de 2.011

José María, está confirmado por los análisis, tienes un mieloma múltiple.

Cuando escuchas estás palabras, un escalofrío recorre tu alma, aunque las sospechas eran bastante claras, siempre piensas que aquello no va contigo, que es una mala pesadilla de la que vas a despertar, pero no. Has escuchado bien. Eres tú. Es cáncer de sangre. Sí, no hay error.

¿Dios mío porque yo? ¿porqué ahora? Con todos los planes y proyectos que tengo por delante ¿porqué me tiene que cambiar la vida de repente? No quiero morir, no estoy preparado. Tengo miedo.

Estas fueron las primeras ideas que pasaron por mi mente. En estos momentos estoy en remisión completa y quiero dar mi testimonio de cómo, con el cariño y la energía que me transmitieron mi familia y mis amigos y las fuerzas que saqué de no sé donde de mi interior afronté esta enfermedad, la actitud mental supone un gran porcentaje de la batalla.

Quiero dar este testimonio escrito en primera persona para animar a todos los que tienen el infortunio de escuchar lo que yo escuché  a no dejarse vencer por la enfermedad, a luchar contra ella con todas y cada una de las células de nuestro cuerpo. Con todos y cada uno de nuestros pensamientos y sentimientos. Sí, también con los sentimientos.

Además de los tratamientos que nos dan los profesionales de la medicina, hay muchas cosas que cada uno de nosotros puede hacer para ir ganando batallas y no se si algún día ganar definitivamente esta contienda. Pero no podemos dejar algo tan importante como nuestras propias vidas solo en manos de los médicos. Esta es nuestra lucha, no la de ellos. Ellos nos van a ayudar con el uso de la ciencia, pero somos nosotros los soldados, los oficiales y los generales de esta guerra y a la vez el campo de batalla. Es nuestra responsabilidad, no podemos dejarla en manos de nadie.

Tengo que compartir mi tiempo con muchas actividades, pues desde que enfermé, ¡que paradoja! disfruto mucho mas de la vida, pero siento que es mi obligación escribir mi experiencia. He visto a otras personas con mi misma enfermedad afrontar de una forma negativa el mieloma y morir en el intento y solo con poder ayudar a una a enfocar la pelea por la vida disfrutando del camino, se consiga o no la meta, me consideraría realmente afortunado.

Mi vida antes del 18/05/11
Soy empresario,  participo en dos empresas en Angola y otras dos en España, telecomunicaciones dos de ellas y alimentación y trading las otras dos. La vida me sonríe, acabamos de adquirir un telepuerto en Alicante y hemos firmado un contrato importante con un satélite para dar servicios de satélite en toda Africa, con las otras empresas tenemos grandes contratos de suministros en vigor. Mi hija mayor se casa en un año y poco y yo acabo de comprar los billetes para irme de vacaciones en Agosto a Punta Cana.

Me he hecho una limpieza de boca y hoy no han parado de sangrarme las encías. He llamado a mi dentista muy enfadado para ver que me ha hecho y que me mande algo para que se corte la hemorragia y así lo hace. Se me corta la hemorragia, pero mi dentista me recomienda que me tome la tensión: 19/15 ¡¡¡ que horror !!! Por la tarde subo a casa de mi madre, que vive en el piso de encima del nuestro, al bajar le comento a mi mujer, he subido un piso y me he cansado como si subiera al Everest.

Toca ir al médico de cabecera que me manda varios análisis. Voy al laboratorio y me sacan sangre y me dicen: Tu médico tendrá los análisis en una semana.

Dos horas después de la extracción el “ ******** ” (espacio reservado para que cada uno añada el adjetivo calificativo que estime mas oportuno) de mi médico de cabecera llama a mi mujer y le dice que le han llamado del laboratorio para decirle que tiene un paciente que es ¡¡¡ un muerto viviente !!!, que delicadeza con mi mujer la de mi médico. A veces me pregunto si no deberían tener una asignatura acerca de cómo notificar a los pacientes y a sus familias que tienen una enfermedad grave, para motivarlos a luchar con ella y no para acongojarlos.

He de reconocer de cualquier forma que la descripción era bastante realista, aunque poco afortunada. Solo para que os hagáis una idea, mi nivel de globulos rojos era de 1,9 mill y el de creatinina de 5,3 (fallo renal grave) y el nivel de proteína M en sangre tan elevado que la medicina llama a este estado del mieloma Leucemia de células plasmáticas. Me envía directamente a urgencias del Hospital, donde me dicen que están casi seguros de que tengo mieloma múltiple, pero solo una punción en el esternón pueden confirmarlo, cosa que hacen inmediatamente.

Y volvemos al principio de la historia:

José María, está confirmado por los análisis, tienes un mieloma múltiple.

¿Dios mío porque yo? ¿porqué ahora? Con todos los planes y proyectos que tengo por delante ¿porqué me tiene que cambiar la vida de repente? No quiero morir, no estoy preparado. Tengo miedo.

Doctor, quiero que me explique claramente el alcance de mi enfermedad, sin tapujos, sin paños caliente, tan crudo como es pues necesito saber a que me enfrento.

No me reconozco, no soy yo quien está haciendo estas preguntas. Yo no quiero saber nada de enfermedad ni de sentencia muerte, no es conmigo.

Los que habéis compartido mi experiencia ya lo sabéis y aunque no hay enfermedades sino enfermos (esta frase es de mi amigo Ramón, que me está ayudando en la batalla y del que ya os hablaré) la medicina dice que en el mieloma múltiple sólo es posible una curación permanente en caso de una afección localizada en un solo punto (mieloma múltiple/plasmocitoma solitario), que no era mi caso, y en pacientes más jóvenes tras un trasplante alógeno (de otra persona) de médula ósea, que tampoco era mi caso. Por lo demás, con los tratamientos actuales, el mieloma múltiple no tiene curación. La finalidad del tratamiento por tanto es prolongar la vida y optimizar su calidad, aunque también te animan diciéndote que en los últimos años han salido al mercado muchos fármacos que están ayudando a que esta calidad de vida sea buena y la esperanza mayor ¿será verdad?, me pregunta insistente mi subconsciente.

No hay enfermedades sino enfermos que quiere decir que no todos reaccionamos igual ante la misma enfermedad ni ante los mismos tratamientos, por tanto no podemos generalizar nunca. Cada uno de nosotros es singular, aunque la medicina nos trate a todos de forma similar.

Mientras estoy ingresado y antes de que me confirmen el diagnóstico consulto Internet, esa gran herramienta informativa y esa gran herramienta desinformativa, es tanta la información que existe y tan contradictoria. Queremos agarrarnos a un clavo ardiendo y hacemos las consultas a la red que todo lo sabe. Preguntamos con la esperanza de encontrar que muchos se han curado y con el miedo de saber que la esperanza de vida es corta.

Decidme sino ¿quién ha tenido contacto con esa enfermedad y está libre del pecado de haber consultado en Internet? Bueno mi mujer es un caso aparte, pues hizo hace muchos años una promesa de que nunca tocaría un ordenador y hasta ahora la ha cumplido, pero yo lo hice y tengo la certeza de que también lo hicieron mis hijas y mis sobrinas (que viven o han vivido conmigo).

Decidme ¿quién no ha leído en Internet que sólo alrededor de un tercio de los pacientes con mieloma múltiple vive más de cinco años? Decidme ¿quién no ha hecho la cuenta al revés y ha pensado que alrededor de dos tercios de los pacientes mueren antes de los cinco años? Es humano, pero tenéis que creerme, no hay enfermedades, hay enfermos.

Volvamos a la habitación donde estábamos cuando el médico me confirmó el diagnóstico y me explicó que el mieloma, no tiene cura, aunque la medicina avanzó mucho. Había una pregunta que quería hacerle al Doctor, mi hija se casa dentro de un año, ¿será qué podré estar presente? Y la pregunta que le hice fue ¿acabamos de reservar las vacaciones en el Caribe para Agosto ¿será que las debo cancelar?

Dadas las circunstancias Sí, fue la respuesta.

Había sido cobarde y no me había atrevido a hacerle la pregunta. Realmente no se que es lo que me hizo reaccionar, no se si fue ver los ojos enrojecidos de mi mujer, no se si fue ver el miedo su rostro o sentir su impotencia, pero lo cierto es que quince minutos después había reunido a mis hijas y a mis sobrinas, pues mi mujer estaba conmigo y les había explicado punto por punto lo que me había dicho el médico pero yo no estaba impotente como ellas, yo les garanticé que no me iba a marchar sin pelear hasta la última gota de energía, que iba a necesitar de su ayuda, pero que iba a poner de mí para estar todo el tiempo que pudiera con ellos y con el convencimiento interior de que Internet no iba a decidir si yo vivía o moría y por encima de todo, que las quería con todo mi corazón. Mi miedo desapareció para siempre.

He sido toda mi vida un fanático del pensamiento positivo. No podemos hacer nada para cambiar los hechos externos y algunas circunstancias de la vida, pero el como afrontemos estas circunstancias depende única y exclusivamente de nosotros. Y nuestra vida futura depende de cómo seamos capaces de afrontar estas circunstancias. Nosotros elegimos si queremos desesperarnos y ver mentalmente como el cáncer nos come y nos lleva a la tumba o si queremos luchar contra él y vernos mentalmente como vencedores. Es nuestra elección.

Pero además de desaparecer mis miedos, me ocurrió algo sorprendente. Me sentí afortunado.

No, no estoy loco. Me sentí realmente una persona con mucha suerte. ¿Cuántos seres queridos han estado hoy con nosotros y mañana ya no? ¿Cuántos seres queridos se fueron sin tener tiempo de decirnos que nos querían?

La vida me acababa de dar la posibilidad de decirle a mi familia que los quería y estaba agradecido por ello y a la vez tomé consciencia de lo bonito que es compartir los sentimientos con otros, de lo bonita que es la vida y me prometí a mi mismo disfrutar de todos y cada uno de los momentos buenos y malos que tiene en compañía de mis seres queridos. Cuando uno se hace realmente consciente de la finitud de nuestras vidas, la escala de valores te da un vuelco importante.

Una de las primeras personas que vino a visitarme al hospital fue mi buen amigo Paco.

José María, lo siento mucho, recuerdo que me dijo, pero lo que no se esperaba fue mi respuesta ¿porqué? ¿es que acaso tienes un certificado de que vas a durar mas que yo?

¡Qué cabrón!  - me contestó

Si, si, yo soy un cabrón, pero contéstame en serio ¿tienes ese certificado?

Claro que no.

¿Entonces?

Realmente en aquel momento y con aquella broma aprendí una lección mas. Vivimos como si no fuéramos a morir nunca y nos olvidamos de muchas cosas importantes de la vida desperdiciando ingentes cantidades de tiempo viviendo con miedo e imaginándonos las cosas terribles que nos van a ocurrir, bombardeándonos mentalmente con imágenes apocalípticas, cuando realmente deberíamos vivir como si la vida se fuera a acabar mañana y disfrutar de la compañía, el amor y el cariño de la familia y de los amigos. Cada segundo que perdemos lamentándonos y auto compadeciéndonos es irrecuperable.

Desde ese momento no he dejado entrar en mi vida ni un solo pensamiento que me llevara a que el mieloma iba a poder conmigo. Todos mis emails a mis amigos y familias en los que respondía a como estaba de salud acababan de la siguiente forma:

Yo ya he ganado.

Que aunque luego su significado mudó, como os explicaré mas adelante en aquel momento reflejaba la firme convicción de que la enfermedad no iba a poder conmigo. Somos lo que pensamos y a base de repetirle una y otra vez el mismo mantra a nuestra mente subconsciente, esta se lo cree y trabaja con nosotros para conseguir nuestros objetivos.

Tengo que dejaros por hoy, pero tengo muchas cosas mas que contaros, quiero hablaros de mi lucha, de mi auto trasplante, del tratamiento con Redlivid, y de lo que la medicina natural ha hecho por mí, de mi intoxicación por metales pesados, de mi insuficiencia de vitamina D, pero el primer punto y el mas importante de todos es este.

Sí, tu también tienes mieloma como yo. Es un hecho. Te toca decidir como quieres afrontar tu vida ¿quieres verte enfermo y sucumbiendo ante el mieloma? O ¿quieres disfrutar de los momentos que te proporcione la vida? Tú y nadie mas que tú decides como quieres vivir el resto de tu vida y ya sabéis que como nadie tiene un certificado de que va a vivir un segundo mas que yo, realmente esto es aplicable a cualquier persona, sano o enfermo.

En la próxima entrada os hablaré de mi primer periodo en el hospital y mi primer contacto con la quimioterapia. Podéis comenzar a trabajar hoy, si queréis:

Vosotros también habéis ganado.