02/03/12
Estimados amigos/familia:
En primer lugar deciros que todo va muy bien, después de dos días de quimioterapia (martes y miércoles) sin ningún síntoma secundario, es decir sin náuseas ni vómitos, ni llagas en la boca, y dejarme el jueves descansando, hoy me han realizado la transfusión con células madre, que tampoco me ha provocado ningún síntoma, salvo un fuerte olor a berberechos, según mi esposa y el resto del personal sanitario. Aunque les he pedido limón y un poco de pimienta para acabar de aliñarme, no me los han traído, habrá que tener paciencia.
No me cabe la menor duda que esta ausencia de efectos secundarios está motivada por todas las energías positivas que me transmitís entre todos, así que os doy las gracias.
Ahora solo resta esperar, primero a que mis defensas caigan a cero por efecto de la quimioterapia y las células madre regeneren mi médula y vuelvan a subir, momento en el que abandonaré el hospital, dos o tres semanas.
Un fuerte abrazo,
José María Sánchez
Yo ya he ganado.
Dia 2 diario de mi
guerra.
He intentado dedicar mis ratos libres a la música, para entretenerme, como veréis por la foto, pero no ha funcionado. Los que sois de la familia ya sabéis que el oído lo heredé de mi madre, (dichosa rama que al árbol sale), pero el enemigo se ha tomado a mal mis esfuerzos musicales y por segundo día ha atacado con saña y armas químicas mis defensas. Peros resistiré. Por favor, que alguno le diga a Rajoy donde están las armas químicas, no nos vaya a meter en otro lío buscándolas.
Dia 3 diario de mi
guerra.
Se ve que tocaba demasiado fuerte el instrumento y mis notas llegaban hasta la cocina, porque han decidido estropearme la comida para que no me sepa bien y aunque les he prometido que me voy a buscar otro hobby, todavía la comida que me traen me sabe a demonios.
La
mucositis te hace perder el sabor de la comida, mínimo efecto secundario, si
tenéis en cuenta todos los riesgos que corría.
Dia 4 diario de mi guerra.
Hoy tocaba jornada para reponer los daños causados por las armas químicas del enemigo. Aunque tardarán algo en hacer efecto. Por tanto me he pasado el día durmiendo sin hacer nada. Que envidia ¿verdad?
6/03/12
Estimados amigos/familia:
Después de unos días de espera, hoy han comenzado a bajar mis defensas y ahora es cuando estoy realmente en aislamiento. Solo mi esposa, que lleva a mi lado sin rechistar desde que comenzó esta batalla puede estar conmigo. Todas las demás tienen que entrar en la habitación con mascarilla. Tenía la esperanza de que esto les impidiera hablar, pero ni por esas se callan. Hay una que viene a limpiar cantando y normalmente suele venir en lo más interesante de la película que esté viendo en televisión. Se me ha pasado varias veces por la cabeza darle con el palo del gotero, pero me han dicho que si lo rompo lo tengo que pagar, así que me estoy conteniendo.... de momento.
Bueno, esperar y paciencia sigue siendo la única cosa que me recetan los médicos, así que estoy pensando en cambiarme de nombre, quizás Job sería mas apropiado.
Un fuerte abrazo y gracias por vuestro apoyo,
José María Sánchez
Yo ya he ganado.
Dia 5, 6, 7 diario de mi guerra.
Espera, espera y mas espera. El enemigo cobarde, después de sus ataques se niega a dar la cara para que pueda defenderme. De esta forma el aburrimiento es mi mejor compañero (cualquiera se atreve a tocar la trompeta).
Dia 8 diario de mi guerra.
Después de una defensa numantina* de mis antiguas células, hoy han comenzado a rendirse mis defensa. Inevitablemente acabaran como los defensores de Numancia, con el suicido colectivo, eso sí, después de haber dejado muy alto el pabellón, pues han resistido 48 horas mas de lo esperado.
*Defensa numantina
Defensa numantina, así es
llamada la defensa tenaz de una posición hasta el límite, a menudo en
condiciones desesperadas. La expresión tiene su origen en la defensa de la
ciudad celtíbera de Numancia durante los sucesivos cercos que sufrió entre el
153 a. C. y 133 a. C., y que sólo terminaron con el suicidio colectivo de los
defensores.
Los historiadores romanos, como Tito Livio, ensalzaron la valerosa defensa de la ciudad, y así la defensa de Numancia pasó a formar parte de la leyenda, dando lugar al adjetivo "numantino".
Los historiadores romanos, como Tito Livio, ensalzaron la valerosa defensa de la ciudad, y así la defensa de Numancia pasó a formar parte de la leyenda, dando lugar al adjetivo "numantino".
(Esta cita era para mis amigos no
españoles y que por lo tanto no entenderían lo de la defensa numantina)
A
los militares que han tenido la suerte de no tener que servir a la Patria en
tiempos de guerra se les evaluaba con la consabida coletilla de “Valor: Se le
supone”, pues no habían tenido que demostrar esta cualidad en condiciones
reales de combate.
Que
mi esposa me quería siempre lo he sabido. Pero en estos días dejó de lado el
“Se le supone” para ganarse la máxima condecoración que yo le pueda dar.
Ella
es fumadora de mas de un paquete por día (nadie es perfecto) y además los
espacios cerrados le dan claustrofobia. Cuando era una niña se quedó encerrada
en una nevera vieja de aquellas que se cerraban y no se podían abrir desde
dentro. Estaba jugando al escondite con sus hermanos en un descampado y por
supuesto no la encontraban.
Como
sabéis las neveras son herméticas así que, justo al límite, y con el oxígeno
casi consumido fue encontrada gracias a un perro al que su amo sacó a pasear y que
se empecinó en mostrarle que en aquella nevera pasaba algo.
Pues
con estos antecedentes se encerró conmigo en aquella habitación del hospital,
sin poder salir a nada, ni siquiera a fumarse un cigarro, pues al volver podía
traer gérmenes a mi habitación, que podían provocarme una infección. Así
resistió y dio muestra de su valor y sacrificio durante el tiempo que duró mi
aislamiento.
Gracias
amor mío, por no dejarme solo en la lucha.
Desde
entonces tengo una alarma en mi móvil “La hora de los mimitos”, que suena todos
los días, para que la vorágine del trabajo y de la vida no me impidan decirle,
por lo menos una vez al día, que la quiero. Te quiero mi amor, no me cansaré de
repetírtelo.
¿Os
dais cuenta de cuantas cosas he ganado con mi cáncer? Ganar o perder cosas
depende solo de nuestra actitud, no de nuestra enfermedad, por eso os invitaré
siempre a que os repitáis una y otra vez:
Vosotros
también habéis ganado.