Hoy es de nuevo 19 de junio,
hoy celebro mis Bodas de Perlas. La verdad es que no sabía que se llamaban así
hasta esta mañana que lo leí en internet. Pero lo llame como lo llame, siguen
siendo 30 años felizmente casado. Ya han pasado 5 años desde mis bodas de plata, evento que no sabía si iba a poder celebrar. Aunque como os he comentado en alguna ocasión
a partir de 20 años y un día ya suena a cadena perpetua, no hay nada mejor en
esta vida que tener con quien compartir las penas y las alegrías que nos depara
y nada mas motivante que estar mas enamorado de tu esposa que el día que te
casaste.
Quiero compartir una vez mas este momento de alegría con todos
vosotros, máxime cuando, en principio, yo no debería estar viviéndolo. Pero quiero compartirlo porque quiero haceros una reflexión. Hoy en
un grupo en el que acabo de ingresar he leído de alguien que está cansada de la
terminología militar que a veces usamos cuando hablamos de la lucha contra el
cáncer y que está cansada de luchar y que una buena actitud consiste en la
gratitud cotidiana y en la paz y no en la guerra. Es obvio que respeto
cualquier disposición personal, pero no puedo compartirla y me ha puesto triste. A mí la lucha y la
guerra me ha permitido llegar a donde estoy y poder disfrutar de todos estos
momentos que estoy compartiendo con vosotros y lo que pienso es que vosotros
también podéis conseguirlo. Es mucho lo que podemos hacer para ayudar a nuestro
organismo a superar la enfermedad.
Mi situación económica no es ni parecida a cuando celebré la boda
de mi hija y mis bodas de plata, principalmente por la crisis del petróleo de
Angola y por la historia que comencé a contaros la semana pasada, historia de
un sueño roto, que me vais a permitir que esta semana me salte el capítulo de
esta historia, pues no encaja con mis Bodas de Perlas, prometo seguir con ella
la semana que viene. Pero mi alegría es la misma, por eso dejadme compartir este momento de forma gráfica.
No quiero hacer proselitismo, simplemente quiero contar mi vida y que cada uno saque sus propias conclusiones y tome sus propias
acciones.
Si resumiera las claves y las armas de mi lucha contra el cáncer, que os he ido contando en mis anteriores entradas, estas serían las líneas maestras:
Si resumiera las claves y las armas de mi lucha contra el cáncer, que os he ido contando en mis anteriores entradas, estas serían las líneas maestras:
1º) Estricto seguimiento de los diferentes tratamientos que mi
hematólogo me ha ido indicando.
2º) Búsqueda de causas subyacentes mediante análisis de metales
pesados, análisis de vitamina D y otros.
3º) Eliminación de mi intoxicación por metales pesados, eliminación
del déficit de vitamina D, regulación de otros parámetros alterados tales como
colesterol y triglicéridos. Potenciación del sistema inmune. Todo ello mediante
análisis y toma de productos naturales.
4º) Dieta nula en azúcar, hidratos de carbono de fácil asimilación
como patatas cocidas y zanahorias cocidas, nada de grasas y embutidos, rica en
pescados azules y sin atún salmón ni pescados grandes (por el mercurio).
5º) Ayuda para disminuir los efectos secundarios de la quimioterapia,
principalmente las molestias gástricas mediante la toma de flora bacteriana y
protectores gástricos naturales.
6º) Pensamiento positivo y utilización de emociones curativas.
De este último punto, aunque ya os he hablado, me gustaría
desarrollarlo de nuevo.
Desde hace muchos años he sido un enamorado del pensamiento
positivo. La mayoría de la presión negativa en todos los sentidos nos la
ponemos nosotros, mas que los hechos en si mismos. Gastamos enormes cantidades
de energía en imaginarnos todas las cosas negativas y horribles que nos van a
pasar, sintiendo lo infelices que vamos a ser y muchas veces estas cosas no
ocurren.
Dejadme que os ponga un ejemplo, que dada mi formación comercial
he puesto muchas veces a quienes trabajan conmigo.
Eres comercial y mañana tienes una reunión con tu mejor cliente a
las 12 de la mañana. Lamentablemente tus obligaciones familiares y
profesionales no te han permitido preparar la reunión y sabes que va a ser una reunión
difícil, con preguntas complicadas que no sabes si vas a ser capaz de responder
al cliente. Llegas a la oficina de mal humor y contestas mal a tus compañeros,
que no tienen la culpa de nada. Tienes otra reunión con alguien que todavía no
es cliente, antes de la importante y tampoco tu actitud ayuda en nada a que sea
positiva, solo tienes en la cabeza que puedes perder a tu mejor cliente, que la culpa será tuya por no haber podido
preparar la reunión y que puedes ser despedido por ello.
Finalmente y una hora antes de la reunión te llama tu cliente y te
dice: Me tienes que perdonar, pero me ha surgido un problema urgente que tengo
que resolver y tenemos que aplazar la reunión para dentro de dos días. Te pido
disculpas.
Salvado por la campana. Pero analicemos la situación. ¿Quién ha
puesto todo su energía en imaginarse todo lo malo que nos iba a ocurrir? ¿Ha
ocurrido finalmente? ¿No ha sido una energía malgastada? ¿Quién ha molestado a
sus compañeros con su actitud? ¿Quién ha perdido posibilidades de conseguir un
nuevo cliente? Y todo esto ¿para qué?
Es evidente que no podemos hacer nada para cambiar los eventos
externos y que no dependen de nosotros. No podríamos haber hecho nada para que
al cliente le surgiera algo urgente. ¿Qué es lo que podemos cambiar? Nuestra
actitud y nuestros pensamientos ante esos hechos externos. Ahí si que podemos
trabajar. ¿Cómo? Cambiando nuestros pensamientos. No hemos podido prepara la
reunión. Pero podemos confiar en que nuestros conocimientos puedan ser
suficientes para contestar a los retos que el cliente nos ponga encima de la
mesa. Podemos confiar en que nuestros compañeros, a los que no hemos maltratado
y estarán receptivos a ayudar puedan aportar alguna solución si es necesario y
podemos confiar en que si no tenemos la solución en el momento seremos capaces
de transmitirle al cliente que queremos estudiar la mejor solución para sus
problemas y que nos tiene que dar un tiempo para analizarla y proponérsela.
Insisto, no podemos hacer nada para cambiar los hechos externos,
pero si podemos hacer mucho para cambiar nuestra actitud hacia estos hechos. Al
cambiar nuestra actitud y nuestros pensamientos hacia esos hechos, cambiamos
también nuestros sentimientos y emociones hacia los mismos y estos cambian las
respuestas fisiológicas de nuestro organismo.
Es evidente que hemos malgastado una enorme cantidad de energía negativa imaginándonos lo que iba a ocurrir y que finalmente no ocurrió. Entonces ¿para qué? Malgastamos gran parte de nuestra vida y de nuestra energía potenciando nuestros miedos y ahí es donde cometemos un gran error.
Eso sí, siempre acabo diciéndole a mi personal, la proxima vez procura preparar la reunión.
Es evidente que hemos malgastado una enorme cantidad de energía negativa imaginándonos lo que iba a ocurrir y que finalmente no ocurrió. Entonces ¿para qué? Malgastamos gran parte de nuestra vida y de nuestra energía potenciando nuestros miedos y ahí es donde cometemos un gran error.
Eso sí, siempre acabo diciéndole a mi personal, la proxima vez procura preparar la reunión.
Como ejemplos de lo que digo, os facilito algunos enlaces acerca
de la pisoneuroinmunoendocrinología, ¡uff! que palabro, donde podéis leer los
artículos completos de los que extraigo unos pequeños textos, pero cada día
podemos tener mas claro que las emociones a las que nos vemos sometidos pueden
deteriorar nuestro sistema inmunológico.
“El avance científico en el campo de la psiconeuroinmunoendocrinología ha
facilitado un nuevo entendimiento acerca de la importancia del ambiente social
y estilos de vida como factores mediadores del impacto negativo en la salud
física y mental del individuo. Esta claramente establecido que este impacto
negativo propicia el desarrollo de un significativo número de enfermedades de
carácter sistémico como por ejemplo, la inflamación crónica, la artritis
reumatoide, fibromialgia, fatiga de las glandulas suprarrenales, enfermedades
cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2, obesidad, síndrome metabólico,
asma, cáncer, depresión, y otras enfermedades inmunosupresoras.”
Manolete Moscoso,Ph.D.
University of South Florida/Health Schools of Medicine, Public Health, and Nursing
http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1729-48272009000200008&script=sci_arttext
“CONCLUSIÓN
En modelos animales experimentales y en observaciones clínicas y
experimentales en seres humanos, se ha mostrado que las hormonas del estrés
modulan el funcionamiento del sistema inmunológico. En condiciones de estrés
con altos niveles circulantes de glucocorticoides y catecolaminas se presenta
generalmente reducción significativa o supresión del funcionamiento del sistema
inmune; por otro lado, se ha descrito que organismos con niveles reducidos de
glucocorticoides, adrenalina y noradrenalina de manera crónica, presentan mayor
propensión para
el desarrollo de enfermedades autoinmunes. La influencia del estrés y sus
hormonas sobre el funcionamiento del sistema inmunológico es un aspecto
fundamental a tomar en cuenta en el tratamiento de las enfermedades
infecciosas, autoinmunes y en la cicatrización de heridas; ya que el estrés, al
disminuir el funcionamiento normal del sistema inmune, puede prolongar el
tiempo de tratamiento, lo cual aumenta el número de recaídas y empeora las
condiciones de salud del paciente, aumentando los costos socia les y económicos
del tratamiento.”
Departamento de Biología Celular y Fisiología,
Instituto de
Investigaciones Biomédicas, UNAM.
http://revmexneuroci.com/wp-content/uploads/2014/06/Nm061-05.pdf
Pues si tenemos claro que las emociones negativas de stress son capaces de influir negativamente en nuestro sistema inmunológico y empeorar nuestra salud, tenemos que tener claro lo contrario, es decir que las emociones positivas son capaces de influir positivamente en nuestra salud.
¿No se os ocurre nada, por tanto para ayudarnos a
mejorar nuestra salud? Yo creo que es evidente que tenemos la facultad de
utilizar un arma muy fuerte que nos ha dado la naturaleza, la imaginación.
Permitidme haced un pequeño experimento, quiero
que recordéis uno de aquellos momentos felices de vuestras vidas. Quiero que
ahora cerréis los ojos y rememoréis con todos los detalles que os sea posible
ese momento, que volváis a sentir lo que sentíais entonces. Mantened las
sensaciones en vuestra mente durante un rato.
Casi puedo afirmar sin temor a equivocarme que a
todos, aunque no lo hayáis buscado, se os ha puesto una sonrisa de tontos,
perdonadme la familiaridad.
Pensad ahora, no ha sido necesario que en este
momento me haya ocurrido el hecho que ha motivado estos sentimientos positivos,
ha bastado que mi imaginación los recuerde, como tampoco es necesario que sea
un hecho real, como cuando nos imaginamos que vamos a morir de cáncer, nadie
sabe como va a morir antes de que ocurra, entonces tampoco es necesario que
sean hechos reales los que nos podemos imaginar que nos van a ocurrir de forma
positiva, podemos hacer que nuestra imaginación genere esos pensamientos
positivos y sienta las emociones asociadas a ellos.
¿Que como creo que funciona? Lo expliqué ya en mi
entrada la primera quimioterapia, pero lo puedo reproducir de nuevo, pues hace
ya mucho tiempo de su publicación.
“¿como luchar con los pensamientos que una y otra vez vienen a mi cabeza?
Tengo cáncer. No tiene cura. La esperanza de vida es corta.
Los que alguna vez hayáis trabajado en el desarrollo de software habréis
vivido esta experiencia, con toda seguridad. Todos mis amigos programadores la
han vivido en un momento u otro. A todos nos ha ocurrido dedicar mucho tiempo a
resolver un problema y probar innumerables alternativas que han ido fracasando
una detrás de otra. Cuando el cansancio nos ha vencido nos hemos ido a dormir
sin resolver el problema.
Estando profundamente dormidos, de repente, a las tres o las cuatro de la
mañana, nos hemos despertado de un salto ¡eureka! ya se cual es la solución, a
la vez que sobresaltábamos a nuestras parejas. Nos hemos levantado, la hemos
probado y hemos comprobado con estupor que funcionaba. Mientras nosotros
dormíamos nuestra mente subconsciente ha seguido trabajando para nosotros hasta
encontrar la solución y cuando la ha encontrado, nos ha despertado.
La mente subconsciente es la que nos hacer reaccionar ante una situación de
peligro o miedo y nos hacer realizar proezas físicas que en otras condiciones
no seríamos capaces de hacer. Estoy seguro que todos conocéis algún caso de
esto.
La mente subconsciente trabaja de
forma diferente a la mente consciente. Somos lo que pensamos ¿porqué?
Porque cualquier cosa que tu mente consciente asuma y crea que es cierta, la mente subconsciente se pondrá a trabajar para convertirlo en realidad. Cuanto mas repetimos algo a nivel consciente, mas fuertemente se graba a nivel subconsciente. Cuanto mas fuertes sean los sentimientos que acompañan a estas repeticiones, mas fuertemente se graba en la mente subconsciente. Y funciona en todos los sentidos, cuando nos imaginamos lo malo que nos va a pasar y lo acompañamos con los sentimientos negativos que nos genera y lo repetimos una y otra vez, ponemos a nuestra mente subconsciente a trabajar para convertir lo que cree cierto en realidad. ¿Porqué entonces trabajar con ella con los miedos y las negatividades? Funciona en los dos sentidos.
Porque cualquier cosa que tu mente consciente asuma y crea que es cierta, la mente subconsciente se pondrá a trabajar para convertirlo en realidad. Cuanto mas repetimos algo a nivel consciente, mas fuertemente se graba a nivel subconsciente. Cuanto mas fuertes sean los sentimientos que acompañan a estas repeticiones, mas fuertemente se graba en la mente subconsciente. Y funciona en todos los sentidos, cuando nos imaginamos lo malo que nos va a pasar y lo acompañamos con los sentimientos negativos que nos genera y lo repetimos una y otra vez, ponemos a nuestra mente subconsciente a trabajar para convertir lo que cree cierto en realidad. ¿Porqué entonces trabajar con ella con los miedos y las negatividades? Funciona en los dos sentidos.
¿Como luchar con los pensamientos que una y otra vez vienen a mi cabeza?
Tengo cáncer. No tiene cura. La esperanza de vida es corta.
Cada vez que uno de estos pensamientos me asalta, cierro los ojos y me
encuentro en la consulta de mi hematólogo. Mira los análisis que me acaba de
hacer y me dice: José María, estás curado. Y siento la alegría interior que
sentiré cuando realmente me lo diga. Ya lo sé, no es racional. Pero es real.
Cada vez que cambiemos ese pensamiento negativo por esta imagen positiva
estaremos poniendo a nuestro subconsciente a trabajar en conseguirlo. Cuanto
mas fuerte sea el sentimiento de alegría que sintamos, mas fuertemente lo
estaremos grabando allí dentro, en nuestro subconsciente y mas pronto y con mas
fuerza se pondrá a trabajar para conseguirlo. Insisto, ya se que no es
racional, pero insisto, es real.”
La verdad es que no me puedo quejar, a mí, hasta
ahora no me ha ido mal y por eso he querido compartir lo que yo he hecho para
combatir con todo lo que se me ha ocurrido esta enfermedad. Si alguien me puede
sugerir algún arma mas para luchar, que me lo diga, siempre estoy dispuesto a
ampliar todo lo que pueda las áreas de lucha, pero cuidado, internet está lleno
de recetas milagrosas y de sustitutivos de los tratamientos médicos, a los que
nunca daré credibilidad alguna. Si analizáis lo que yo he hecho, primero ha
sido seguir los consejos de mis médicos y luego, mediante análisis y
seguimientos de la evolución de los parámetros, complementar con productos
naturales las deficiencias de mi organismo.
Ahora mi serie de vivencias positivas que esta
lucha me ha permitido, el mensaje el mismo de siempre, hay que saber disfrutar
los momentos positivos de la vida.
La fiesta de graduación de mi sobrina Alba, en el
restaurante la Cantera y un paseo en moto con ella, que disfrutamos los dos.
Una nueva escapada a Punta Cana, hermoso paraíso
del que disfrutar.
Otra escapada a una casa rural en Jalón con la
familia.
Pero sobre todo, ver crecer a mi nieto, aquí en su
primer cumpleaños.
Amigos míos, esta es mi experiencia, desde que me dijeron que
tenía cáncer mi capacidad para apreciar pequeñas cosas de la vida creció mucho,
yo creo que merece la pena, por eso no dejaré de repetir:
Nosotros ya hemos
ganado.